—Cariño no creo que funcione — el me mira y se ríe.
—Vamos despacio. Te acostumbraras— me dice en un tono ronco, se coloca encima de mi apoyando su peso en los brazos y me besa, puedo sentir su erección en mi vientre, instintivamente bajo mi mano y lo acárido, de su garganta sale un gruñido—nena si sigues, no creo que pueda aguantar mucho— se levanta y toma sus pantalones de los cuales saca un preservativo, lo abre y lo coloca en su miembro, se posiciona entre mis piernas y una mano juega con mis pechos y la otra con mi clítoris, puedo sentir la punta de su miembro en mi entrada—¿quieres que siga?— me pregunta
— Mark. Cállate — le digo ansiosa y el bastardo ríe
— Está bien— entra lentamente en mí mientras se inclina para besarme y siento que me voy acoplando a su tamaño, se retira casi por completo y vuelve a entrar lentamente, noto que tiene los dientes apretado y su frente tiene un manto de sudor—nena. Eres malditamente