Con el tiempo Gabriel aprendió a vivir con su soledad, dejó de buscar compañías vacías y dedicó su vida al trabajo volviéndose su única obsesión, incluso llegó a dormir durante días en su oficina, hizo instalar allí en una sala de juntas que casi no se usaba una especie de gimnasio para ejercitarse cuando el estrés fuera intenso y así no descargar tanto su amargura con sus empleados, tomaba después una ducha se cambiaba con ropa que guardaba en una otra oficina donde dormía en un sofá cama.—Estoy verdaderamente preocupada por ti. —dijo Inés sentada frente a su hijo en una visita a la empresa.—¿Por qué, mamá? —preguntó sin mucho entusiasmo por la conversación.—¿Te parece poco? Ya no sales de esta oficina, no vas a tu casa desde hace días, no vienes a vernos a tu padre y a mí, si no vengo hasta aquí, no sé nada de ti porque no respondes el teléfono. Sé más de tu vida por tu secretaria que por ti mismo. ¿Quieres otra razón?—Exageras, mamá. Es solo que hay mucho trabajo en estos días,
Elena necesitaba saber por fin algo de Gabriel, en ese momento tenía la excusa perfecta para averiguar si ya estaba con otra mujer, si la había olvidado. Iván le contó todo lo que había pasado, le contó de su problema con la ley, de su decaimiento emocional y de cómo logró superarlo todo convirtiéndose en un hombre más duro, más frío y entregado al trabajo de lo que había sido en toda su vida. Para Elena fue difícil creer lo que su padre le contaba, durante todo el tiempo ella pensó que su exesposo sencillamente siguió con su vida tal cual estaba antes de conocerla a ella, pensó que su vida era tan fácil y vacía como antes, jamás se imaginó que lo sucedido lo había marcado tanto, que lo había hecho tambalear y casi caer. Saber lo que hizo a María Teresa, que estuvo en prisión, aunque fuera por unas horas... Todo por ella, porque se había ido...—Sabes que puedes contar conmigo —comentó más convencida que nunca de volver— solo dame tiempo para arreglar todo aquí.—Nunca dudé de tu resp
Faltaban solo dos días para el regreso de Elena a Miami, ya estaba todo empaquetado, muchas cosas habían sido enviadas con anticipación y lo que quedaba eran sobre todo bienes personales y alguna que otra cosa que dejaría por si acaso algún día volviera por cualquier circunstancia.Las horas se volvieron años sin nada más que hacer que pensar en su regreso, en Gabriel, en la boda de su padre... Más aun después de la manera frenética en que corría de aquí para allá para tener todo a punto y que no olvidara nada, de pie en medio de la sala del apartamento, rodeada por maletas y cajas revisaba de nuevo mentalmente cada cosa que debía hacer y que para su tranquilidad ya había hecho con tanta precisión y anticipación que le sobraba tiempo para repasar una y otra vez la misma lista, no quería dejar nada inconcluso ni quería tener tiempo libre para pensar en lo que le esperaba a la vuelta de unos días. Tocaron a su puerta sacándola de su repaso mental, antes de abrir se fijó por el ojo mági
—Entonces te quedan los días contados —bromeó Alberto con Iván durante la comida en el club.—¿Lo dices por el matrimonio? —preguntó fingiendo no comprender a que se refería su amigo.—¡Claro que no! Por tu retiro —corrigió medio en broma medio en serio— de verdad creo sus estás haciendo lo mejor para ti. Después de que yo lo hice estoy más relajado, me siento tranquilo. A pesar de que estoy al día con lo que pasa en el consorcio, me siento tranquilo de saber que mi hijo es quien enfrenta el día a día bregando con los problemas, y todo eso... Me hace falta esa adrenalina no te lo niego, pero estoy más tiempo con mi esposa y eso me da paz.—La verdad es que Gabriel lo hace muy bien. Tu hijo tiene un talento natural para los negocios, lástima que en lo que refiere a la vida personal sea tan poco ético, por decirlo de alguna manera.—Lo dices porque aún no lo perdonas por lo que le hizo a Elena.—Mi hija sufrió mucho, lo sabes. Me cuesta trabajo perdonarlo, sé que e
Durante los primeros días de Elena en la vicepresidencia el ambiente fue de tensa calma entre ellos dos, Elena tenía mucho que organizar y aprender de su padre para poder hacer su trabajo como él lo esperaba y aprovechar el tiempo que estaría a su lado antes de que su retiró pautado para un mes después fuera un hecho. Realmente Elena se acoplaba muy bien, conocía perfectamente sus obligaciones y demostraba destreza y capacidad para el cargo, sólo la ponía nerviosa la cercanía de Gabriel, era esa parte emocional la que le inquietaba, aunque tenía poco trato con él, el solo hecho de verlo a diario tenía un poderoso efecto en ella. Se hizo costumbre todas las mañanas al llegar, asomarse discretamente a su oficina para descubrir si él ya había llegado o preguntar a su secretaria con cualquier excusa su itinerario cuando pasando las primeras horas Gabriel aún no había llegado por compromisos fuera del edificio.Le contentó y tranquilizó saber que como secretaria tendría de nuevo a Lorena,
Elena tenía una cita con Mariana e Inés en el local de la modista encargada de confeccionar los vestidos para la boda, no podía, aunque se esforzaba esconder su incomodidad y su mal humor, la noche anterior había cancelado sus planes de salir con Claudia por ese mismo motivo pensando que una buena noche de descanso le quitaría su indisposición. Hablaba poco, respondía a todo con monosílabos. Parada en el centro del elegante salón sobre un pequeño pedestal, soportaba a duras penas a la modista que clavaba alfileres sin descanso en el vestido que le ajustaban.—¿Estás cómoda así? —preguntó la estirada modista con acento francés mientras corregía el talle.—Sí. Está bien.—¿El busto está cómodo?—Sí.—Creo que debemos subir un poco el ruedo...—¡El vestido está perfecto! —estalló exasperada llamando la atención de las dos mujeres que la acompañaban.Al darse cuenta de que había sido grosera, Elena respiró profundo desconociéndose a sí misma.—Lo siento mucho. No es un buen día para mí. E
El día siguiente fue un día muy agitado, Elena ayudaba a Mariana a tener todo listo para la fiesta de esa noche, a pesar de que Inés se encargaría de todos los preparativos Mariana se empeñó en colaborar con los últimos toques de la decoración, además debía ir a la peluquería, encargarse de familiares que venían de otras ciudades y un sin fin de detalles que parecían interminables.Las bolsas de los regalos para los invitados no estaban listas aún y Elena se ofreció para esa tarea después de que todo lo demás estuviera resuelto, rato después se le unieron su exsuegra y la futura novia que se sentaron junto a ella para ayudarla. Colocaban en cada cesta los artículos escogidos para obsequiar a los invitados, luego de que todas las cestas estuvieron listas debieron contar y comparar con el número de invitados para asegurarse que no quedara nadie por fuera, esto molestó un poco a Elena al pensar que una de esas hermosas cestas llenas de regalos sería para la rubia que Gabriel había invita
Al día siguiente Iván y Mariana se reunieron con el matrimonio Mendoza para almorzar y pasar la tarde juntos, comentaban acerca de la fiesta del día anterior coincidiendo en que todo había sido perfecto.—¡Yo me divertí mucho! —dijo Alberto.—Sí, la verdad es que todos lo hicimos, gracias por hacernos esa despedida de solteros —agregó Iván luego de darle un sorbo a su jugo de naranjas.—Para mí fue un tanto extraña —acotó Inés extrañando a todos en la mesa.—¿De qué hablas, Inés? —preguntó Mariana.—¿De qué acaso solo yo me di cuenta de que Gabriel y Elena estaban acompañados?—Imposible no verlos —indicó Alberto algo molesto.—Mi hija ya me había hablado de ese joven —contó Iván—. Lo conoció en Londres y ahora él vino a visitarla.—Parece un buen hombre para Elena —expuso Mariana.—Por lo menos tu hija te advirtió que estaría acompañada, Gabriel no nos dijo nada ni a mí ni a su madre. ¿O te había dicho algo, Inés?—No —respondió la esposa—. Yo no sabía nada de esa chica, de hecho, no