Alex y Piero están conmigo esperando a que la novia llegue por el pasillo repleto de flores, los invitados solo son la familia más cercana, el día está precioso y mis manos sudan como nunca.
-No puedo creer que te vayas a casar, tío… ¿estás seguro? – me pregunta Alex, él no conoce los detalles de mi decisión -. Un matrimonio para cubrir apariencias…
-Hay muchas cosas que no entiendes, querido sobrino – le digo sonriendo -. Pero puedo decirte que hoy es uno de esos días inolvidables y que puedes llevarte muchas sorpresas.
La música suave llena el ambiente con una toque de romanticismo delicado, invitando a soñar con mejores expectativas para la vida. De pronto, el cuarteto se detiene y comienza a escucharse la marcha nupcial.
Jazmín entra primero, con un pequeño ramo de botones de rosas. Camina con una sonrisa que me ilumina el alma,