Todo es una locura, si para el nacimiento de Ángello no estábamos preparados del todo, para Rebeca todo fue un perfecto caos. Nuestra pequeña se adelantó dos semanas y eso nos descolocó totalmente, porque cuando estábamos almorzando con Alex y Pía, sacando cuentas de cuándo llegaría la pequeña Pía, Alissa comenzó a sentir fuertes contracciones.
En un segundo todo se revolucionó y tuvo que ser Pía quien nos mandara calmar. Envió a Alex por los bolsos a nuestra casa, mientras yo me iba con Alissa al hospital y Pía llamaba a Jazmín para que la ayudara con los gemelos y Ángello.
-Tranquila amor, ya falta poco para llegar…
-Gabriel, te juro que esta vez me tomaré las malditas pastillas en cuanto pueda, porque yo no vuelvo a parir… ¡aaahhhhh!
Mi mujer iba en el asiento trasero, para que estuviera más c&o