El corazón de Susana latía de la emoción de solo imaginar a que Marcos su adorado esposo estuviera en el apartamento esperándola.
Sonrió con alegría y su rostro se iluminó.
— «¿Sería posible que él hubiera venido?» — pensaba la joven mientras apuraba sus pasos, le urgía llegar pronto.
Al llegar la puerta se abrió y ella emocionada escuchó.
— ¡Sorpresa! — gritaron los padres de Susana.
Susana sintió que un balde con agua fría caía sobre ella. Era tal la decepción que hizo un esfuerzo supremo para esconderlo de sus padres.
— ¡Hola, Ma! ¡Hola Pa! — sonrió haciendo un esfuerzo sobrehumano para no hacer ningún desplantes a sus adorados padres. Ellos habían viajado desde Nuevo Horizonte a la capital solo para estar con ella en ese día tan