*—Chris:

¿Por qué siempre tenía que hacerle caso a Seth?

Había aprendido con el tiempo que cuando le hacía caso a Seth venían cosas malas. Chris fijó la mirada en la bailarina que estaba a su derecha, con tan solo una tanga cubriéndola, mientras se movía sensualmente encima de su pierna derecha, había otra mujer moviéndose de la misma forma del lado contrario. Estaba flaqueado por dos strippers.

Seth lo había sacado de su casa para llevarlo a un “lugar secreto” que resultó ser un club, donde en un área privada se contrataban strippers, Seth había contratado a dos para que, según él, hicieran feliz a Chris. Este había querido matarlo porque no estaba interesado en mujerzuelas, les gustaba las mujeres con clase, aunque por dentro fueran unas zorras.

—Chris relájate—murmuró uno de sus amigos quien lo acompañaba en aquella “travesura”, Nick O’Brien.

—¿Cómo debiera relajarme?—preguntó Chris señalando a las dos mujeres que pegaban sus pechos siliconados en sus brazos.

—Lo que le pasa es que