Frente a la casa de sus padres, Aaron miró detenidamente y suspiró pesadamente, ya que en realidad no tenía deseos de encontrarse con ellos en ese momento.

—¡Ah! No haría esto si no fuera porque estoy investigando el caso de Lorraine —dijo de mala gana.

Como aún tenía dudas sobre la investigación de su padre, tomó valor y llamó a la puerta. Al instante abrió su madre, que exclamó emocionada al verlo:

—¡Querido! ¡Qué milagro verte por acá! 

Tras decir esto, lo abrazó con efusividad, gesto que provocó en Aaron sentirse asfixiado.

—Querido, ¿por qué no habías