Nicklass
Habían pasado dos días desde que la vi.
Aun podía recordar su cabello recogido en una cola; castaño claro, que brillaba bajo ese ambiente sangriento de la guerra...
Aun no habíamos terminado nuestra misión, pero por alguna razón no podía encontrar la —no voy a decir que no la he buscado hasta debajo de las piedras, porque así es. La he buscado por todo el campamento y sus afueras—, así que he decidido hoy dejar de buscarla...
...temporalmente.
Ya esperaría terminar con mi misión para volver a intentarlo. No importa cuántos años habían pasado, si en sesenta no había envejecido ni un poco, no creo que dos o tres años hagan la diferencia.
—¡Nick! —El grito de Cristóbal me hizo girarme—. ¡Ven rápido, tienes que ver esto!
Extendí mis alas y volé rápidamente hasta donde él se encontraba en una pequeña colina, de pie con las alas firmemente extendidas y el ceño fruncido.
—¿Qué pasa? —Mi voz salió preocupada.
Normalmente, Cristóbal siempre estaba sonriendo y sin importar la situación