Al escuchar esa frase y lo primero que vino a la mente de Clara no fue Mimi, sino el rostro de Diego.
Ella se asustó y tembló, pero Darío, sin prisa, agregó: —Quién sabe, tal vez este sea el gato que ha vuelto a buscarte. Los animales en este mundo tienen espíritu, tal vez ha reaparecido de una forma diferente en tu vida.
Entonces, Clara relajó su ceño fruncido y pensó que así se sentiría un poco mejor.
Todos renacían de alguna manera nueva.
Mimi era así, y ella también.
Una vez en la clínica veterinaria, el médico examinó minuciosamente al gatito. Y durante este periodo, Clara estaba muy preocupada.
Temía que el gatito tuviera una resistencia baja y que fuera difícil salvarlo si había contraído alguna enfermedad felina mientras estaba en la calle.
Afortunadamente, el médico se quitó los guantes y dijo: —No te preocupes, el gatito está muy saludable, solo está un poco sucio, ni siquiera tiene ácaros en los oídos. Puede tomar un baño y recibir sus vacunas a tiempo.
Clara suspiró aliviad