Hermana Landa estaba cerca y, al darse cuenta de que algo no iba bien, se apresuró a acercarse y empujar a Clara para alejarla de allí.
Antes de irse, le lanzó una mirada de decepción a Diego, como si preguntara qué tipo de actuación estaba montando.
Después de tanto esfuerzo por calmar un poco la relación entre ambos, él lo arruinó todo y ahora el ambiente estaba tenso.
Fernando se acercó y dijo: —Jefe López, no puedes ser tan impaciente. Cuanto más te apresuras, más puedes perder.
Diego suspiró: —Temo que Clari haya perdido la voluntad de vivir. Esperaba que ver a Claudio despertara su instinto maternal, pero parece que las cosas no salieron como esperaba.
—Jefe López, deberías rendirte. La señora ya está en un estado delicado y no puede soportar más excitación. Podemos decirle el asunto del pequeño señorito más adelante.
—Supongo que no tenemos otra opción.
Diego se agachó y levantó a Blanca en brazos. Aunque sentía un profundo desprecio por Yolanda, este niño era el único descendie