Yolanda fue rápidamente trasladada a un camión equipado con suministros médicos y personal médico experto, casi como una ambulancia.
En cuanto subió al vehículo, alguien comenzó a atenderla. Llevaba una mascarilla de oxígeno en la nariz, respirando pesadamente.
Su conciencia no estaba clara, sus ojos sin enfoque, solo podía ver a varias personas ocupadas atendiendo sus heridas.
Había perdido mucha sangre, seguramente esta vez estaba condenada.
En su mente, pasaron muchas imágenes a toda velocidad, pero se detuvo en el recuerdo de Camila, débil y ensangrentada, así como el día en que empujó a Clara por la borda.
Casi podía sentir las ráfagas de viento helado y los copos de nieve que la azotaban ese día.
El agua del mar estaba gélida, y Clara había perdido a su hijo a causa de ello.
Quizás esta era su merecida retribución por hacer daño a otros.
Pero, ¿por qué lo hizo?
El coche llegó a un lugar desconocido, y la bajaron de la camioneta.
Yolanda nunca perdió el conocimiento en ningún mome