El cielo se oscurecía gradualmente, y cuando Clara llegó, apenas había anochecido, el aire se impregnaba con un suave aroma floral.
Era sin duda el balneario de aguas termales de Sakura. A Clara le habían asignado una piscina de aguas termales exclusiva para ella.
¿Acaso Ezequiel realmente había tenido un cambio de corazón?
Aunque el escenario era hermoso, Clara no tenía ningún deseo de sumergirse en las aguas termales.
Observó a lo lejos las múltiples capas de seguridad que rodeaban el lugar, entendiendo que en ese momento Ezequiel debía estar en una reunión.
¿Podría tener éxito esta noche?
Después de aproximadamente una hora, Clara se sentó en el patio, contemplando el cielo estrellado y escuchando los cantos de los insectos. A su lado, los pétalos de las flores caían suavemente, muchos de ellos flotaban en la piscina de aguas termales, creando una imagen extraordinariamente hermosa y poética.
Alguien llamó a la puerta desde afuera. —Doctora Suárez, ¿has terminado de bañarse?
Clara v