Capítulo 121
Carlos no sabía cómo responderle. Aunque Clara estaba ocupándose de los arreglos para el gato, su mirada perdida en el vacío le hacía sentir que Clara estaba planificando su propio futuro.

—Hermana Clara, entiendo.

—En el patio, el árbol más grande, en invierno, las flores de ciruelo cubren las ramas, perfumando el aire con su aroma dulce y yo la espero allí.

La palabra esperar no llevaba a nadie a pensar en la muerte.

—De acuerdo, Hermana Clara, cuando tenga tiempo, también vendré a visitarla.

Clara se quitó un pendiente de diamantes y se lo entregó a Carlos. —Salí apresurada hoy y no traje muchas cosas. ¿Puedes llevarle estos pendientes a Mimi por mí? A ella siempre le han gustado los juguetes brillantes y brillantes.

—... De acuerdo. Si a hermana no le importa, ¿podría darme la dirección? Puedo llevar a Mimi para que la vea. Estoy seguro de que estaría muy feliz de verte.

—No es necesario. —ella ya no tenía tiempo.

Diego los vio cuando Carlos llevaba a Clara a la cubierta. Ambos est
Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App