—Cállate.
—Diego, solo yo soy la más adecuada para ti según nuestra posición social. Clara solo quiere tu dinero, con que le des dinero, cualquiera puede tenerla.
Diego la ignoró y se fue.
Yolanda, molesta, tomó una copa de vino tinto y se dirigió al otro lado, susurrando algunas palabras a Lucía.
Lucía estaba acostumbrada a hablar mucho pero nunca había llevado a cabo acciones reales. Su rostro mostraba cierta tensión y dijo: —¿De verdad vamos a hacer esto?
Yolanda sonrió, diciendo: —Lucía, siempre he confiado en ti y creo que eres capaz de hacer cosas importantes. Si haces bien este trabajo por mí, puedo prometerte un lugar en el Hospital de Yo-Amor para tu familia.
—Hermana Yolanda, puedes confiar en mí. No te decepcionaré.
Yolanda sonrió satisfecha. En el mundo, por dinero baila el perro.
Clara, ¿cómo planeas enfrentarte a mí sola y sin recursos?
Clara y Carlos se sentaron un rato. Carlos era un caballero muy atento. —Aún no ha comenzado el espectáculo a esta hora, y la comida en e