Inesperadamente, la actitud de Tiffany hacia él había cambiado drásticamente después de su encuentro sexual y el rostro del hombre mostraba insatisfacción.

Tiffany se burló. “¿Eres sordo o retrasado? ¿Planeas quedarte en mi casa el resto de la noche? ¡Lárgate!”.

“¡Jaja!”. El acompañante se rio a carcajadas, desahogando su ira extrema. “¡De acuerdo! ¡De acuerdo! Solo soy un producto comprado por la legendaria superestrella Tiffany Miller. Eres mi clienta, así que cuando me pidas que me vaya, debería irme... Sin embargo, ¡ya no tengo ganas de irme!”.

“¡Tú!”. Tiffany estaba tan enojada que saltó de la cama y se sentó.

El hombre se rio aún más irónicamente. “Oh, Superestrella Miller, ten cuidado de no torcerte la cintura. Ya me voy. Descansa”.

“¡Lárgate! ¡Sal!”. Tiffany recogió la almohada y se la arrojó al hombre.

El hombre levantó las cejas con desdén.

¡Tch!

Todo el mundo la llamaba una diva perfecta. Pura, inocente, intangible, etc. ¡Pfft! Desde su perspectiva, incluso sus coleg