Amargo recordar (Saga Amores Inolvidables I)
Amargo recordar (Saga Amores Inolvidables I)
Por: Jeilcy
1 "Amnesia"

Era de noche, avanzaba con dificultad, la arena no le permitía caminar deprisa, pero sobre todo esos malditos tacones ¿Por qué rayos los llevaba aún? Es más ¿Por qué traía tacones en la playa? ¿Y ese vestido de fiesta? No lo sabía, tampoco sabía de qué o de quién huía, era una locura, lo único que importaba era que tenía que salir deprisa y llegar hacia la carretera antes de que le dieran alcance.

Divisó entre las palmeras un camino, sin pensarlo demasiado se dirigió hacia allá, se quitó los zapatos, se recogió el vestido y corrió.

No debía estar demasiado lejos la carretera y una vez allí pediría al primer auto que la llevara. El caminito de piedra seguía extendiéndose, estaba más oscuro que en la playa, las palmeras se erguían amenazantes y entonces, empezó a sudar frío como si su sexto sentido se hubiese puesto en alerta de inmediato.

De pronto lo comprendió, no estaba sola, alguien más estaba ahí cerca, demasiado cerca. Entonces lo vio, justo enfrente de ella la sombra de un hombre, alto, aun en penumbra podía anticipar que era fuerte, poderoso, pero sobre todo podía sentir que era implacable y quiso gritar, pero la voz no le salió, un gemido ahogado fue lo único que pudo emitir, la piel se le puso de gallina y se sintió como un animalito acechado por un tigre. Él se acercó dando unos cuantos pasos y pudo ver sus ojos de color de fuego encenderse igual a los de un felino.

Quiso correr en dirección contraria y las piernas no le respondieron, ahora era una inútil gelatina. Dio un paso más y esta vez el cuerpo de ella quiso remediar un poco su inutilidad ayudándola a dar un único paso hacia atrás, eso solo empeoró las cosas por que él se acercó con más determinación que antes y le dijo despacio, suavemente, pero con el tono más helador que había oído en su vida: tú no te irás a ninguna parte, hasta que haya acabado contigo.

Su voz hizo acto de aparición y gritó, con todas sus fuerzas gritó. ¿Por qué le decía aquello? ¿Qué había hecho ella para despertar su furia?

En dos segundos él ya la tenía sujetada de los brazos y pudo ver claramente su rostro: cabello negro, pómulos altos, pestañas negras, largas y tupidas adornando ojos de color dorado que a veces se volvían verdosos ¿Cómo sabía ella eso? Por que en ese momento sus ojos escupían fuego. Sin embargo, y en resumen era el hombre más bello que había visto en toda su vida. Bello, pero no delicado pues podía sentir su poder mientras la sujetaba fuertemente.

Y en ese momento supo algo que la aterrorizó más que su amenaza, que en realidad no quería huir de ese hombre, quería que la oyera, que dejara de mirarla y tocarla así, que entendiera…

Pero, ¿entender qué? ¿Por qué quería que su toque cruel se volviera un abrazo? ¿Por qué quería que esa boca con rictus amargo la besara?

Él pareció percibir sus frenéticos pensamientos y curvó sus sensuales labios en una cínica sonrisa, ella tembló al ver como podía leerle la mente, él hizo más presión con sus manos y esta vez decidió luchar, forcejeó y trató de soltarse, fue en vano así que lo intentó una vez más y su voz le hizo de nuevo el favor de responder y gritó…

¡Allyson! Cariño, tranquila es sólo una pesadilla, por favor tranquilízate, ¡deja de patear! que no es real, estás aquí conmigo con Jaquie, soy Jacqueline. – poco a poco fue saliendo de la bruma de su pesadilla, escuchar la voz de su amiga fue realmente aliviador para su frenético corazón, dejó de intentar soltarse poco a poco y mantuvo las manos quietas, pero aún se negaba a abrir los ojos, sentía que lo encontraría ahí en la habitación, algo absurdo por supuesto, pero el miedo aun le atenazaba el cuerpo. - ¿Te sientes mejor? ¿Un vaso de agua? ¿Quieres que llame a la enfermera?

 Eran demasiadas preguntas para ella en ese momento, pero la voz angustiada de Jaquie la obligó a abrir los ojos y a hacer un amago de sonrisa.

Estoy bien, solo fue una pesadilla. Lamento haberte asustado –no, aún no se encontraba bien, sentía una especie de shock no importaba cuantas veces soñara lo mismo, siempre quedaba igual de aturdida y sobre todo esa sensación de dolor que le provocaba el rechazo de ese hombre desconocido. Como si lo que él sintiera por ella fuese lo más importante en su vida.

Realmente me asustaste, y no es que sea la primera vez que te veo como te pones con esas pesadillas, pero es que gritaste con tanta desesperación y luchabas tanto… –Jaquie se paseaba por la habitación como intentando serenarse ella también.

Allyson sonrió muy a su pesar, pero encontraba terriblemente encantador y tierno que su amiga se preocupara tanto por ella, Jaquie, alta y esbelta con un precioso cabello castaño claro y unos ojos color chocolate era realmente guapa y además inteligente por algo recién había sido contratada como reportera para una importante revista, para ella era como su hermana, se conocían desde muy pequeñas desde que andaban en pañales, de hecho habían vivido en casas vecinas y no se imaginaba su niñez y adolescencia sin su eterna amiga.

Ella era la que había corrido a su lado, sus padres como siempre en algún rincón del planeta como Arqueólogos que eran y aunque amaban a su única hija, una vez que ella se había independizado, ellos habían aprovechado para entregarse de lleno a lo que les apasionaba.

Además, el accidente no había tenido graves consecuencias, según le habían explicado, era una leve contusión por lo que estaba algo confusa pero pronto recordaría todo, así que ella no había querido asustar a sus padres.

La habían retenido en el Hospital por que no lograba recordar con detalle algunas cosas, según le habían dicho lo haría en poco tiempo, tenía amnesia postraumática. El término no le ayudaba demasiado, ella no sabía de esas cosas.

Lo que le importaba es que recordaba gran parte de su vida, pero al parecer una etapa muy importante y reciente se le había escapado de la memoria y presentía que era algo realmente trascendental así que no podía menos que sentirse perdida y confusa.

Jaquie no le había dicho gran cosa, según órdenes del médico ella iría poco a poco recuperando la memoria y no se debía forzarla. Pero ella tenía muy presente que algo se le ocultaba, todo tenía que ver con los últimos meses en específico. Sí, era cierto que podían provocarle una crisis por darle toda la información de golpe, pero ella necesitaba saber.

De pronto empezó a dolerle la cabeza, pero tranquilizó a su amiga.

-Te digo que estoy bien, no era mi intención asustarte, lo siento- Jaquie suspiró y se pasó una mano por la melena un tanto revuelta y sonrió.

Creo que exageré al verte mal, definitivamente por eso no me hice enfermera- Aquello aligeró la situación y ambas rieron pues Jaquie sí que había intentado ser enfermera- Bueno, ahora que estás más tranquila, ¿quieres platicarlo? - sugirió su amiga, pero la idea no le pareció atractiva.

-Preferiría que no, pero sé que insistirás hasta hacerme hablar-gruñó entre divertida y resignada.

¡Pues si! tengo mucho interés en saber más del hombre que acecha tus sueños, creo que es bueno que lo platiques y no te lo guardes, no puedes controlar la perdida parcial que tienes de tu memoria. Ya se que te encanta tener todo bajo control, pero te puede servir de mucho hablarlo, sobre todo para recordar ¿no crees?

Sí, supongo que tienes razón, pero ahora no tengo ganas de hablar acerca de ello. Es frustrante, aún en mis sueños me siento frustrada por no recordar. Sé que todo lo que tengo a mí alrededor cuando sueño tiene conexión directa con lo que hice en los últimos meses.

En realidad, no son demasiados los meses que no recuerdas, son los que no estuviste aquí y es mas de lo que te debo decir.

Ese doctor es un inepto, ¡necesito más información! ¿Dónde estuve ese tiempo? ¿Con quién?

Lo sé, lo sé, pero debes esperar por que estamos seguros que por ti sola recordarás. Además, lo que, si te puedo decir es que no tuvimos un contacto estrecho contigo ese tiempo, ni tus padres ni yo y eso significa que no te puedo ayudar demasiado por que muy vagamente supe de ti.

Empiezo a creer que nadie puede ayudarme - Por lo que su amiga le había dicho no por primera vez, ella había mantenido poco contacto con su familia y amigos.

Algo la había tenido absorta y demasiado ocupada, no lo podía achacar a su carrera por que, aunque le encantaba a lo que se dedicaba, siempre estaba en contacto con su familia. Había estudiado historia del arte, su meta era dedicarse de lleno a la investigación exhaustiva del arte en la bella Italia, particularmente en Florencia. Trabajaba para una Institución Privada que le ayudaría en su currículo y por ello viajaba como asistente de un eminente y reputado Doctor en artes, su mentor, Sir William Carlton amigo de sus padres. Así que se dedicaba a viajar a las principales cunas del arte antiguo acompañándolo en sus conferencias e investigaciones, para ella era no sólo su Jefe si no alguien que consideraba de la familia. No viajaba todo el año, había periodos que lo hacía sola o se quedada en casa. Si no estaba William cerca era porque seguro eran algunos de esos lapsos.

Toda la historia alrededor del arte florentino le había fascinado desde pequeña, conocía diversos rincones del planeta gracias a la profesión de sus padres y por ello sabía reconocer la belleza de lo antiguo, pero cuando había estado en Florencia mientras sus progenitores se pasaban dando conferencias en Universidades e Instituciones, ella se había quedado completamente cautivada por la ciudad.

Desde la hermosa basílica de Santa Cruz, la piazza del duomo y tantos y tantos vestigios de esplendor que no había podido pasar otra cosa por su mente que dedicarse de lleno a la investigación del arte. Así que de pronto su mente se iluminó.

Estuve en Italia-dijo en un susurro- ¡Estuve en Florencia! ¿Verdad? ¡Dime si me equivoco o no, por favor Jacqueline! -suplicó desesperada-

Sí Ally, estuviste en Italia- concedió por fin su amiga, a quien se le veía entre preocupada y animada al ver que ella empezaba a recordar-

¿Con William o sola? Estuve ahí con él ¿no es así?

No, estuviste ahí por tu cuenta, sé que ibas a dedicar unos meses para estar en la ciudad y recorrer Italia de cabo a rabo.

¿Sola? Estaba sola, eso no me ayuda en nada. Ahora no tengo a quién más preguntarle que hice exactamente.

-Estabas investigando Ally, eso es lo que hacías- Jaquie parecía entender mas que ella, pero si estaba sola eso no explicaba por que casi no llamaba a casa, si era cierto que había días en los que se alejaba del mundo cuando se sumergía en sus investigaciones, pero no por meses.

No, eso no me explica nada. –se masajeó las sienes.

No te agites o me veré forzada a llamar a una enfermera.

Pero Allyson no escuchaba, su mente ya trabajaba a marchas forzadas tratando de recordar, algo le decía que lo haría pronto y no le gustaría nada.

************************************

¿Estás seguro de que se trata de ella? - por tercera ocasión el hombre asintió con un enérgico movimiento de cabeza a su Jefe.

Explícame a detalle lo que has encontrado- le urgió Máximo Vecchio a su empleado, acostumbrado a que todos corrieran para cumplir y hacer su voluntad.

No era un hombre que se amilanara con nada, pero el sólo hecho de pensar e imaginarse a Allyson en un hospital no podía menos que estremecerlo de algo que no había sentido nunca y ese sentimiento nuevo no era otro que el miedo. Ella le había pagado de la peor manera a todo lo que él le había dado, mas de lo que nunca se había imaginado daría a una mujer: su apellido, pero sobre todo su amor; quería encontrarla para hacerle pagar el haber hecho trizas su corazón.

Pero al saber que estaba en un hospital recuperándose de un accidente, no pudo evitar el sentirse sumamente preocupado por ella y odió que ella tuviera aún poder sobre él, quería pensar que ya la había olvidado y sobre todo quería pensar que se había logrado arrancar el amor por ella y ahora, todo indicaba que estaba lejos de lograrlo.

Maldito sea el día que la conocí- pensó, su vida no se hubiera trastocado de esa manera.

Maldecía de igual forma la pasión que siempre había sentido por ella y seguía presente. Se saciaría de nuevo hasta hartarse, para luego desecharla tal como ella se lo había hecho a él. Abstraído en sus pensamientos, se levantó de su escritorio y se dirigió a la ventana de sus oficinas en Nueva York, miró hacia la nada ignorando la vista de los rascacielos, mientras enfocó toda su atención a todo lo que le decían acerca de Allyson, Allyson Vecchio, su aún esposa.

El informe era claro, un auto fuera de control en la autopista había sacado a Allyson de la carretera. Había derrapado aparatosamente y chocado con otro auto antes de salirse por completo de su carril, pero milagrosamente el auto no se había volcado ni estrellado con nada más. Así que sus lesiones no eran serias, su empleado eficientemente le tenía a su jefe hasta el informe médico que había conseguido echando mano de diversos recursos y Max lo leyó con interés.

Un esguince en la muñeca, lo que hizo arrugar el ceño, además había múltiples cortes en el brazo y pierna izquierdos que no representaban nada serio, pero eso no impidió el sentir de Máximo, quería haber estado ahí para protegerla aún sabiendo que cosas así no se pueden prever y menos controlar y aún a pesar de todo lo que había ocurrido entre ellos.

“Contusión menor en el cráneo provocando amnesia postraumática” ¿Cómo? ¿Había leído bien? Parpadeó un par de veces como si con ello consiguiera cambiar el informe, así que enfocó de nuevo sus ojos dorados sobre el papel y nuevamente leyó: Contusión menor en el cráneo provocando amnesia postraumática, su pérdida parcial de la memoria se remite a los últimos meses anteriores a su accidente, la paciente presenta un cuadro clínico estable… 

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