Capítulo 90

Cuando el coche por fin se detuvo frente al hospital, abrí la puerta antes incluso de que Diogo apagara el motor. Bajé corriendo, sintiendo que las piernas casi me fallaban a cada paso, con el corazón martilleando en el pecho. Crucé las puertas de cristal sin mirar a los lados, directa a la recepción.

— Por favor, mi hijo… — mi voz salió desesperada, temblorosa. — Gabriel Martins Rocha… es un niño, ha llegado con una mujer, los dos con heridas de bala. ¡Necesito saber cómo está!

— Larissa, tranquila —Diogo me sujetó del brazo con cuidado—. Todavía te estás recuperando de la cirugía, ve despacio, por favor.

Me solté con suavidad, pero con firmeza.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP