Mundo ficciónIniciar sesiónMientras cenábamos, el silencio era cómodo; solo el sonido de los cubiertos llenaba el espacio. Diogo masticó otro trozo de pollo y me miró por encima del plato.
— Entonces… ¿cómo fue con Larissa? — preguntó, con la voz curiosa pero tranquila.
— Fue tranquilo — respondí, removiendo el puré con el tenedor —. Bueno… tranquilo después. Cuando le conté lo del embarazo, casi le dio algo.
Diogo soltó una risita baja, negando con la cabeza.
— Me lo imaginaba. Larissa y sus reacciones dramáticas… — Me miró con ese brillo divertido en los ojos. — ¿Y dijo algo de que vayas a dejar de ser su asistente?







