88. El pago pendiente
Una hora más tarde, tras finalizar el almuerzo, Malcolm observó a Josephine y a los niños con cierta expectación y nerviosismo apenas disimulado. El leve vapor que emanaba de las tazas de té recién servidas se arremolinaba en el aire, creando un ambiente íntimo en esa área del comedor de la casita en el bosque.
—Me da curiosidad ver cómo les queda todo lo que les traje —comentó Malcolm mientras jugueteaba distraídamente con el sello de plata que colgaba de su chaleco—. No estoy seguro si acerté con las medidas.
Josephine exhaló suavemente mientras dirigía la mirada hacia los niños. En el fondo, ella seguía pensando que le parecía excesivo todo lo que Malcolm había traído, con cajas enteras de ropas ya confeccionadas, de telas finas y adornadas con detalles que ella jamás pensó en usar en su vida. Sin embargo, la que mostraba mayor entusiasmo era Lyra, quien ya había vestido a su muñeca Cindy con la diminuta ropa nueva. La pequeña sostenía la muñeca como si fuera el tesoro más valioso d