―Eres un arrogante. ―Lo empujó para quitárselo de encima, pero Tanok no se movió ni un centímetro. ―¿Así dejabas a las otras mujeres?
―Debemos ducharnos. ―Se puso en pie y la tomó en brazos. ―No quiero esa conversación, la última vez me golpeaste porque no soportaste los celos. ―La miró a los ojos,