Capítulo 228
No había mucho más que pudiéramos hacer después de eso. Rowena estaba al borde de la inconsciencia y un corte más, un trozo más de carne podría hacerla caer al vacío.

Podría haberla curado, resanado sus heridas y enviado la sangre de vuelta a su cuerpo, pero no confiaba en mí misma. Cuanto más pensaba en ella, en Sean y en cómo me sentía, más se me nublaba la mente. Me estaba quedando sin razones para no terminar lo que había empezado en el bosque y eso me aterrorizaba más que nada.

Debería habérselo dicho a Asher, pero ¿para qué? No había nada que se pudiera hacer. Las venas oscuras a lo largo de mis dedos y manos eran la prueba de que casi me había ido por las ramas, y las propias sombras insistían en que no había cura que encontrar.

Tras ordenarle a Giovanni que dosificara a Rowena con cicuta suficiente para someter a un pequeño ejército, Asher y yo nos marchamos. Pasamos el resto del día juntos, aunque fue de todo menos relajante. Había tantas cosas de las que él y yo teníamo
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