—Oye, donde hay miel siempre hay abejas... o moscas —bromea con una sonrisa burlona—. Mira a Lilith, tiene un montón de pretendientes, pero solo son eso: pretendientes.
—¿Y no te molesta? —le pregunto como si acabara de descubrir que tiene superpoderes.
—Claro que me pongo celoso a veces, pero no