El sonido de pasos acercándose me hace suponer que es ella, así que aparto la tela que cubre mi cabeza.
—¿Te ha dejado...? —mis palabras se detienen en seco al descubrir que no es Thea quien está cerca de mi cama—. Vete.
—Mi abuela está preocupada por ti y me pidió que viniera —dice Alaric, su ton