Thea entra conmigo a la mansión y me acompaña en silencio mientras subimos las escaleras. Pero justo al llegar al último peldaño, esa voz detestable interrumpe el pequeño respiro que había logrado obtener.
—¿Aisling? —la voz de Margaret resuena detrás de mí, obligándome a cerrar los ojos con frustr