—Es perfecto —respondió ella en voz baja, cerrando los ojos por un momento, disfrutando de la calidez de ese abrazo y de la tranquilidad que la envolvía en ese espacio.
—Hoy sí puedes usar el traje de baño —le dijo—. Estaremos solo nosotros dos.
—¿Y los hombres de antes? ¿Y Gerd con los guardaespa