Demetry
No me puedo quejar, Kira se ha comportado como una esposa abnegada, tierna y extremadamente caprichosa. Pero, siento que no hice lo correcto, no puedo sacarme a Liah de la cabeza, con ella puedo hablar, me entiende, me escucha.
—¿Qué hago? —Observo a Kira a distancia cerca de la fuente y me acerco.
—¿Qué haces ahí? —Voltea sorprendida.
—Recordaba a Florencia, había un jardín hermoso con muchas flores, pensaba que un día tendría uno.
—Aquí tienes uno. Aunque pensé que no te gustaban, dejaste marchitar las que te regalé.
—No soy buena cuidando flores, al parecer la ahogué con tanta agua — me reí —. Julia me dijo que no debí excederme. ¿Qué hacías?
—Revisaba algunas cosechas. Te ves triste.
—Extraño a mi familia, aunque sé que es normal y tú te la pasas huyendo de mí.
—No huyo. Es que, siento que no me escuchas y te quejas por todo.
—No me quejo por todo. Solo pido un poco de atención porque estoy sola. Si por lo menos te tuviera a ti, se hiciera todo más agradable.
—Lo