Estoy en shock. Matías es el socio que Lia nos recomendó.
- ¿Tú eres el socio? - digo algo sorprendida.
- No directamente, el socio no pudo asistir hoy, pero me pidió que lo representara.
- ¿Desde cuándo te juntas con gente que le gusta el mundo de la moda? - este suelta la carcajada.
- Es buen negocio, Mia, más bien háblame de ti.
- ¿Qué quieres que te cuente, Matías? - este toma mi mano y nos sentamos en una mesa.
- De tu nueva vida aquí en París.
- Bueno, pues llegué aquí hace 6 años, comencé a estudiar, me gradué y con mi amiga Matilda, que ya debe estar por llegar, creamos nuestra propia marca de ropa.
- Yo sabía que ibas a lograr cada meta y todavía falta más porque pronto te vas a poder expandir por más partes de Europa hasta llegar a todo el mundo.
- Lo sé, Matías. ¿Y tú, cómo has estado?
- Bien, concentrado en los negocios.
- ¿No estás con alguien? - este se ríe y niega.
- Estoy destinado a ser un lobo solitario, así como Paolo - cuando menciona su nombre, mi coraz