Me levanto por unos fuertes ruidos que provienen de la sala. Me levanto con cuidado para poder escuchar mejor y me paro en seco al escuchar la voz de Paolo.
- ¡Se fue Matías!
- Oye, Paolo, respira que te va a dar algo.
- ¡Claro que me va a dar algo! Mia no aparece y todo es por culpa mía.
- ¿Qué hiciste, Paolo? - dice Matías reprochándolo, aunque él ya sabía.
- Ella se fue a bailar con sus amigos. Te juro que al verla bailando con ese maldito, me llené de celos. Es que... ella es mía, joder. - Siento cómo algo se quiebra.
- Oye, Paolo, no vas a dañar mi casa.
- ¡La tengo que encontrar! - Retrocedo unos pasos y choco con la mesa de noche haciendo un ruido.
- ¿Quién está contigo? - dice Paolo mientras escucho unos pasos acercarse.
- Oye, Paolo, espera. - Paolo abre la puerta y su cara pasa de asombro a furia.
- ¿Qué mierdas haces tú aquí? - toma con fuerza mi brazo y luego mira la ropa que consiste en una camisa de Matías.
- ¿La tocaste? - ahora Paolo mira a Matías enojado.
-