**KLAUS**
Sonreí, no porque sus palabras fueran motivo de alegría, sino porque sabía que este era el punto de inflexión que había estado esperando. El momento en que Úrsula finalmente estaba dispuesta a dejar atrás todo lo que la había mantenido atada. Y yo, más que nadie, sabía que este era el momento de actuar.
—Entonces, hagámoslo, Úrsula, —dije, mi voz firme, pero suave, como si con esas palabras pudiera ofrecerle un refugio. —Si realmente quieres huir, si quieres dejar todo esto atrás, no tienes que hacerlo sola. Estoy aquí. Conozco el camino.
Sus palabras, aunque breves, habían cambiado todo. En ese instante, supe que ya no se trataba solo de un plan, de un cálculo frío. Esto era algo más grande. Su confesión había puesto en marcha una cadena de eventos que cambiarían nuestras vidas para siempre. Y yo estaba dispuesto a asegurarme de que cada paso que diéramos fuera el correcto, llevándola hacia la libertad que tanto deseaba, y hacia el futuro que había imaginado para los dos.
—