15 Nuevas esperanzas

Cuando despertó la cabeza le dolía como el diablo, se pasó instintivamente la mano por el cabello y sintió algo húmedo y pegajoso, el golpe había sido muy fuerte. Miró hacia todos lados intentando orientarse y recordó que había dado a luz.

— ¡Mi bebé! ¡Oh, Dios! ¡Mi pequeño!

Caminó a gatas prácticamente arrastrándose hasta la cama y lo encontró dormidito entre las sábanas, sintió que el alma le volvió al cuerpo.

— ¡Está bien, gracias al cielo!

Allegra recogió las sabanas sucias y luego de lavarse, comer alguna cosa y atizar el fuego de la chimenea, volvió a recostarse junto al niño. Afuera el viento gélido soplaba con fuerza, al menos por ahora ambos estaban a salvo y en el refugio de una habitación tibia.

En la ciudad los medios rese

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