Dave no respondió. Se inclinó y le susurró el plan al oído a Bianca.
Apenas lo escuchó, los ojos de ella brillaron y una sonrisa ladeada se dibujó en sus labios.
—Eso es inteligente. Con razón la gente te llama astuto. Pero vamos a dejar algo claro: si vamos a ser sinceros, deja de presionar a Reese. Ya ha tenido suficiente.
El rostro de Dave se oscureció, pero no discutió. Sabía que no estaba equivocada. Y si Reese no se sentía segura, todo el plan podía venirse abajo antes de empezar.
—Está bien —dijo con sequedad—. No la molestaré. ¿Contenta ahora?
Bianca se volvió hacia Reese y le tomó suavemente el brazo, su voz se volvió más cálida.
—Bien. Ahora ve a lavarte la cara y recupérate. No puedes seguir escondiéndote. No olvides cuánta gente allá afuera te quiere y te admira.
Sus palabras fueron como un rayo de luz cortando la oscuridad. Los ojos de Reese se iluminaron un poco y una chispa de fuerza volvió a ella. Sabía que sus fans merecían más de su parte.
El plan de Dave era complic