Esa noche, Bianca invitó a toda la empresa a cenar.
Casi todos asistieron, salvo unos pocos que ya tenían otros planes. Reece y Blake también estaban allí.
Bianca había reservado tres salones privados grandes, lo que le dio al ambiente un aire animado y divertido.
Mientras la gente charlaba y disfrutaba de las bebidas, Bianca notó que algo no estaba bien—Blake se mostraba inusualmente callado.
Blake era el artista más conocido de la empresa. Tenía una base de fans enorme y era admirado por muchas de las empleadas.
Para ellas, compartir una comida con él era algo raro.
Algunas intentaron brindarle con la esperanza de llamar su atención.
Pero él rechazó a cada una sin siquiera sonreír, tensando el ambiente a su alrededor.
Bianca lo notó y se acercó. Se arrodilló a su lado y le habló con suavidad:
—Blake, ¿pasa algo?
Blake desvió la mirada por un momento. Luego respiró hondo y dijo en voz baja:
—Bianca, tenemos que hablar.
Bianca se sorprendió al ver que Blake hablaba con una se