Al darse cuenta de que Skylar tenía razón, Reece dejó de esquivar el tema y asintió con la cabeza.
—¿Aceptaste ayudarla? —preguntó Skylar, con un brillo de ansiedad en los ojos.
Reece recordó su reciente conversación con Bianca. Tenía intención de aceptar, pero la llegada repentina de Dave y Skylar interrumpió todo.
—Todavía no.
—¡No la ayudes! —exclamó Skylar, alzando la voz de pronto.
Su arrebato sorprendió a Reece.
—Skylar, entre tú y Bianca, ¿hay algo…? —preguntó, dudando si debía continuar.
Skylar clavó la mirada en el vaso frente a ella. Sus ojos brillaban con astucia, y lentamente abrió los labios rojos.
—No, deberías aceptar ayudarla —dijo, alzando la vista hacia Reece.
Había en su mirada un destello calculador que lo dejó desconcertado.
Frunciendo el ceño, Reece preguntó:
—¿Skylar, qué está pasando? Primero me pides que no la ayude y ahora quieres que acepte. ¿Qué estás tramando?
Los labios de Skylar se curvaron en una sonrisa torcida.
—Alguien con tu experiencia puede