Ashley miraba el video sin poder reaccionar, completamente atónita. No podía creer que alguien hubiese grabado lo que ocurrió esa noche, mucho menos que Joshua tuviera ese video. Estaba segura de que el hombre en la grabación no lo había enviado, así que… ¿quién lo hizo?
El salón estaba iluminado con calidez, pero ella sentía un frío helado que se extendía por todo su cuerpo. Era como si hubiera sido arrastrada a la oscuridad, consumida por la desesperación.
—Joshua, ¿esta es la novia inocente y pura de la que tanto hablabas? —La voz de Melinda temblaba de furia. Jamás se había sentido tan humillada.
—Abuela, yo también fui engañado —exclamó Joshua, frustrado—. Ni siquiera he sido íntimo con ella. No sabía que fuera así.
Al oír su confesión, Melinda comprendió todo de inmediato. Su rabia se desbordó aún más. Levantó su bastón y golpeó con fuerza a Ashley.
—¡Tú, maldita farsante! ¿Cómo te atreves a engañarnos? Hoy mismo voy a darte una lección.
Ashley cayó al suelo, retorciéndose mient