Desabrochó el cuello de su camisa, tratando de calmar los celos y la sospecha que lo devoraban por dentro.
Respiró hondo varias veces y luego secó su rostro con una toalla antes de finalmente abrir la puerta del baño.
Al salir, Bianca lo estaba esperando justo afuera.
Sus miradas se encontraron, evaluándose mutuamente en silencio.
Después de unos segundos, fue Bianca quien rompió el silencio.
—¿De verdad crees que mi encuentro con Blake hoy no fue una coincidencia? ¿Piensas que lo vi a escondidas a propósito?
Dave la observó con detenimiento. Bianca lo miraba con determinación, pero su rostro reflejaba dolor y sus ojos brillaban con lágrimas contenidas.
Un latigazo de culpa atravesó a Dave.
¿Qué podía decir? Negarlo sería mentirle, pero admitirlo significaría reconocer que dudaba de ella.
No quería desconfiar de Bianca, pero tampoco podía engañarla.
Apretó la mandíbula y optó por el silencio. Pasó junto a ella y se dirigió a la sala.
—¡Dave Evans! —Bianca lo llamó, siguiéndolo rápidam