Sus palmas estaban cubiertas de sudor, un recordatorio amargo de la sensación de perder el control, como el día en que sus padres fallecieron hace dieciocho años.
Sentimientos de tristeza, rabia, impotencia y confusión se arremolinaban en su pecho, amenazando con desatar su tormento interior.
Finalmente, detuvo el auto, salió y encendió un cigarrillo. Entre las luces de la ciudad, inhaló profundamente, permitiendo que sus emociones turbulentas se disiparan poco a poco.
Años de experiencia le habían enseñado a controlar sus sentimientos con rapidez. Aunque su exterior parecía tranquilo, una profunda soledad seguía carcomiéndolo por dentro.
Bianca había atravesado las barreras de su corazón, y ahora, el miedo a perderla pesaba sobre él.
Después de pasar un largo rato solo en la carretera, Dave llegó a la entrada del resort de aguas termales. A medida que se acercaba, recuperó por completo su habitual serenidad.
—Tu auto… —Bianca se detuvo frente a un Bugatti plateado, cautivada por la p