Incluso después de todos los errores de Skylar, las mentiras y la vergüenza que trajo consigo, Lucas nunca quiso hacerle daño.
Le regaló un vestido de novia que valía una fortuna. Era su manera de darle un futuro y cumplir la promesa que le hizo a un viejo amigo.
Si hubiera sido cualquier otra persona, Lucas ya la habría mandado a matar. No era el tipo de hombre que perdonaba fácilmente.
El pecho de Lucas se oprimió mientras apretaba con fuerza los brazos del sillón. En su mente, veía el rostro de su viejo amigo de la guerra, observándolo con decepción.
No había fallado al proteger a Skylar. Había fallado al dejarla caer justo cuando empezaba a brillar.
—¿Cómo... cómo llegamos a esto? —susurró, tembloroso, incapaz de creer que fuera real.
Luego, su voz subió en un grito de furia.
—¡¿Qué demonios pasó?! —rugió, exigiendo respuestas.
Rupert lo observó con calma, ocultando cuidadosamente lo calculado que era su juego. Quería avivar la ira de Lucas y hacerle dudar de Dave.
Con palabr