Los libros son una ventana a otro mundo, a vidas que no te pertenecen, pero que haces tuyas a cada página que lees. Me refugié años en ellos, viviendo historias de amor y pasión que deseaba, pero que era consciente que nunca tendría. Hasta que te encontré este verano, nuestro primer verano. Trey, eres la clase de chico que no quiero en mi vida, pero con el que fantaseo en los libros. Eres la clase de chico capaz de destruirme, de partir mi corazón en dos. Eres la clase de chico que debo mantener en la distancia, pero que no puedo. No puedo resistirme a entrar, a querer ver cada uno de tus demonios, aún a riesgo de terminar herida. A lo mejor no estoy destinada a vivir un sencillo cuento de amor, a tomar el camino fácil hacia el final feliz, puede que deba tener una historia como la de mis libros. Quizá estoy destinada a enredarme en ti e intentar deshilarnos a los dos.
Leer másIgnoro la mirada negativa de mi madre y comienzo a caminar hacia donde se encuentra Trey, a unos metros de distancia. Este se da la vuelta y cuando estoy pasando por su lado interpone su brazo haciéndome parar.
– ¿Quién te ha dicho que voy a dejarte subir? – cuestiona en un murmullo mirándome desde arriba, es bastante más alto que yo. El coche de Matthew se pone en marcha dejándonos a los dos en la acera.
– Creo que no tienes otra opción – respondo al mismo tiempo que me encojo de hombros.
– Puedo dejarte aquí tirada, es más, esa idea me agrada –. Una sonrisa traviesa aparece en su rostro antes de empezar a andar hasta la calle dónde se encuentra su vehículo, le sigo en la cercanía, pero una vez llegamos a este y lo enciende posa su mano en la puerta que he comenzado a abrir, cerrándola de nuevo –. No he dicho que te vaya a dejar subir.
– No seas malo, Ty – comento con burla causando que su mandíbula se apriete y su mirada me atraviese, odia que lo llamen por ese apodo y yo que me llame Incordio, por lo que estamos en paz.
– Deja de llamarme así si quieres que te lleve –. No es una pregunta, pero siento que tengo que responderle como si lo fuera, por lo que muevo mi cabeza en forma de afirmación consiguiendo que aleje su mano de la puerta y se dirija hacia el lado del conductor.
Él es el primero en adentrarse y prepararse para el trayecto, por eso aún no he asegurado mi cinturón cuando ya ha puesto en marcha el coche y se encuentra saliendo del aparcamiento. No me sorprende ver como el velocímetro marca más de lo indicado, pero me concentro en el fin importante de mi presencia en este coche.
– No pienso hablar – sentencia al verme, de reojo, como tengo la intención de entablar de nuevo una conversación que ambos sabemos que no va a acabar de la mejor forma.
– Entonces no hables, solo escucha –. Suelta un bufido exasperado ante mi actitud, pero lo ignoro y continúo hablando –. Me has dicho que estás harto de mis preguntas, de que me entrometa en tu vida y me has pedido que haga como si no te hubiera conocido nunca – recuerdo antes de hacer una leve pausa –. Pero no puedo –. Me mira de reojo un segundo antes de volver su atención a la carretera –. Porque por más que seas el mayor capullo con el que me he topado en mi vida, no puedo dejar que te mates a ti mismo. Voy a evitar que eso ocurra.
– No hay nada que puedas hacer para evitarlo, Incordio – murmura con voz apagada.
– Al menos lo intentaré – afirmo con seguridad. Nuestras miradas se conectan por unos segundos e intento mostrarle la firmeza de mis palabras, son una promesa que me hago a mí misma, y que, en parte, no logro entender. No entiendo por qué estoy haciendo esto.
Capítulo 11Hay discusiones que se terminan una vez las palabras han cesado y luego están las que el enfado perdura después de estas. Pueden ser minutos, horas, días e incluso años. A lo largo de mi vida me he visto involucrada en muchas discusiones – normalmente insignificante, un simple intercambio de opiniones –, al menos sin contar las de mi madre. Todas ellas no han durado mucho, sobre todo si la otra persona implicada era Sheila o mi padre. Con él duraban como mucho un par de horas, hasta que alguno de los dos se disculpaba o simplemente nos sentábamos en el sofá a ver una película, sin mediar palabra, hasta que el enfado se esfumaba.Por otra parte, con Sheila me han durado noches enteras, pero nunca más de un día. Siempre nos comportábamos como si no hubiese ocurrido nada una vez nos veíamos en el instituto – a no ser que el tema fuera importante, que en ese caso teníamos una conversación en Oasis –. Sin embargo, con mi madre la cosa era más
Capítulo 10Dormir está considerado uno de los mayores placeres que existen en la vida y no soy quién para negarlo. No obstante, debo admitir que soy de la clase de personas que, con frecuencia, se acuesta a horas bastante tardías, ya sea porque malgasto – aunque depende del motivo no lo catalogaría de ese modo – mi tiempo leyendo, escuchando música, hablando con Sheila o, simplemente, lo pierdo en alguna red social, por ello cuando menos me doy cuenta ya dan las dos o tres de la mañana y debo obligarme a dejar el teléfono a un lado para acostarme.Además de que también adoro levantarme tarde y detesto cuando el cuerpo se habitúa al horario estudiantil despertándose demasiado temprano, acto que me ocurre usualmente a principio de las vacacion
Capítulo 9El concepto de familia ideal se basa en unos padres junto a sus hijos, unidos y felices por más baches que se puedan interponer en la vida, pero eso es una ridiculez. Una familia nunca va a ser ideal, no de la misma forma para todos. Algunas personas pueden pensar que ese es el significado de familia real, pero para otras puede que qué sus padres estén separados sea lo mejor, o incluso que no haya hijos involucrados, eso también es una familia.La vida con una familia donde los padres están juntos no siempre es lo mejor, por más feliz que se pueda estar en algunos momentos, si al final triunfan las discusiones y los conflictos, por más que ellos estén unidos no va a ser agradable. Mis padres tuvieron sus buenos momentos durante su matrimonio y mi crianza en solita
Capítulo 8Me gustan las fiestas, como a la mayoría de personas de mi edad, aunque no soy de moverme con frecuencia por ellas, pero no me desagradan. Siento que las personas acuden a ellas para librarse de una parte de sus vidas que les atormentan, poder pasar unas horas alejados de todos sus problemas y con el único objetivo de beber, bailar y divertirse. Puedes distorsionar la realidad con unas copas de más, puedes silenciar los demonios con la música y puedes atacar al dolor al divertirte. Una fiesta es un momento de evasión, pero solo si no te dejas arrastrar por la parte oscura que esta tiene, ese lado donde cruzas el límite y terminas en una pelea o peor, en un hospital. En mi caso intento evadirme de la realidad que me azota estos días, me bebo los dos vasos que me prepara Joshua en menos de lo que dura una pausa publicitaria
Capítulo 7Entablar conversación con Trey era algo que no quería volver a hacer, al menos durante el resto de la tarde, y agradecí cuando me di cuenta de que para él hablar conmigo tampoco estaba en sus planes. No nos volvimos a dirigir las palabras, ni siquiera durante el regreso a casa. Por un momento pensé que una vez se fuera el resto y nos adentráramos en el coche todo volvería a explotar, pero no ocurrió. En cuanto encendió el motor subió el volumen de la música casi al máximo reventándome el tímpano durante unos minutos y enviando una clara indirecta de que no me deseaba escuchar. Pero yo tampoco quería escucharlo a él, por una vez estábamos de acuerdo. Al llegar a casa, y tras tirar el cigarro al suelo – acto repulsivo pudiendo tirarlo a la papelera
Capítulo 6Mi madre me ha despertado a las ocho para decirme que me pusiera en pie y me preparara, que debía compartir tiempo con ellos y que los acompañaría a la caminata que hacen cada sábado. No soy alguien atlética y mucho menos de las que madrugan por el placer de salir a caminar. Por ello me he inventado una excusa – que me dolía mucho la cabeza –, una mala, pero que ha colado. Al menos a medias porque de la mirada recriminadora no me he librado. Aun así he conseguido mi cometido y ellos se han ido a su caminata sin mí.Desgraciadamente el hecho de que mi madre me despertará ha provocado que ya no pudiera volver a dormirme, por lo que me he puesto en pie y, después de prepararme un café, me he sentado en el sofá con las piernas a
Último capítulo