Haleine, despertó muy temprano, para ella fue casi imposible dormir, no dejaba de pensar en la tontería que había cometido. Había ido al cuarto de Didier, con el firme deseo de hacerlo arder en pasión, para luego realizar una elegante retirada pero, el muy imbécil la conocía muy bien y ella había terminado como cazador, cazado.
Eso la llenaba de una profunda frustración y más allá de estar furiosa con Didier, lo estaba con ella misma, porque él era una debilidad y odiaba que así fuese, aunque aquello no fuese nada nuevo. Siempre había tenido debilidad por Didier, se había encaprichado por tenerlo y él se había vuelto cada vez más distante, convirtiéndose en un verdadero reto para ella, hasta que poco a poco fue cediendo, cuando lo tuvo en su cama, el capricho se convirtió