Nael sostenía su mano intentando brindarle su fuerza y apoyo absoluto. Haleine tenía el cuerpo perlado en sudor debido al enorme esfuerzo que hacia por traer a su hijo al mundo.
-¡No puedo más!- gimió entre lágrimas- No puedo mas Nael, estoy muy agotada. -Debes hacerlo, Haleine. Tú puedes, tú puedes. -Me duele mucho- lo miró con ojos cristalizados, su hermoso cabello ahora húmedo estaba debajo de un gorro azul, aún así largos mechones se escapaban pegándose a su frente- ya llevo mucho intentándolo. No puedo Nael, perdóname. -Puede hacerlo, Alteza- le dijo el galeno - concéntrese en respirar y pujar cuando yo lo indique, necesito que me ayude, Ayúdame a traer a su hijo al mundo. Nael, limpio el sudor de su frente. Se sentía un poco culpable, Haleine parecía sufrir mu