Kali se tensó. Todo su instinto se preparó para pelear conforme Elliot iba leyendo aquel artículo y arrugaba poco a poco el ceño.
Sabía perfectamente que aquel había sido su talón de Aquiles desde el primer momento: que la gente pudiera enterarse de que estaban juntos… que Emma pudiera enterarse de que estaban juntos. Y aunque lo había escuchado decirle a su asistente que no le pasara a nadie relacionado con ella, Kali no podía evitar tener todas las armas cargadas y listas.
Por fin Elliot se sentó de nuevo en el sofá, junto a ella, y le acercó la foto donde salían los dos.
—Oye… ¿crees que me veo sexi aquí? —preguntó de repente y Kali dio un respingo.
—¿¡Eeehh…!? —murmuró aturdida, porque definitivamente no esperaba esa pregunta.
—Es que tú pareces una diosa, y