El enojo nunca se vio tan hermoso.
Basta, ella es personal.
Si ahora piensa que soy un imbécil, ya verás a mitad del juicio; ahí sí que me convierto en un imbécil. —¿Para quién trabajabas antes de ser administrativo?—, repito la pregunta, desesperado por saber por qué detesta tanto a los abogados.
—Williams y Jones—.
Eso lo explica todo. Nick Williams es un canalla. Un cuchillo sonriente, para ser exactos, y encarcelaría a su propia abuela si eso lograra sus objetivos. Se dice que está ayudando a engrasar las ruedas de la actividad de las bandas criminales en la ciudad. Algo que en William Law no toleramos.
Saco las manos de los bolsillos, desabrocho mi chaqueta y localizo mi celular en el bolsillo interior, luego llamo a Janice, quien contesta inmediatamente.
—Háblame.—
Como si estuviera esperando mi llamada, Janice enumera con calma una multitud de razones por las cuales Annerys es un reemplazo adecuado para otra secretaria mía que decidió no regresar porque no podía manejar la carg