Guillermo se puso de pie antes de que el abogado dijera algo más. Estaba hecho, oficialmente su relación con Grecia había terminado, pero no lo que sentía por ella y así le llevara toda la vida, trataría de volver a conquistarla si tenía la oportunidad de hacerlo.
—Iré a despedirme de los chicos —anunció sin ver a la mujer.
—Siéntete libre —respondió con simpleza.
Grecia por su parte despidió al abogado, le agradeció por la rapidez de sus servicios y se quedó en la biblioteca, ¿Qué otra cosa podía hacer? Todo estaba decidido ya, por fin era una mujer libre. Empezaría de cero y saldría adelante por sus hijos, ellos serían el motor de su vida de ahora en adelante.
Mientras tanto Guillermo observó a sus hijos con pesar, ¿Cómo iba a decirles que no volverían a ser una fa