Después de aquel pequeño percance James había abandonado la habitación y Delia no tuvo las agallas de detenerlo, el hombre había ido a dormir en el despacho, cuando el nuevo día habían llegado nuevamente Delia estaba tratando de enmendar su error, James ya se encontraba preparándose para salir cuando la mujer entró junto a él.
— Quiero disculparme contigo — Delia había empleado una voz muy dulce.
— Nada más no lo vuelvas a hacer — Fue lo único que dijo el hombre.
— Démonos un tiempo para nosotros hoy — Delia tenía el coqueteo impregnado en su voz.
— Tengo mucho trabajo — Responde James.
— Todo puede esperar, debemos de ir a elegir prendas para la boda — Delia ya dejaba en claro que no iba a rendirse fácilmente.
— Bien, si eso es lo que quieres, eso es lo que vamos a hacer — James acaricia el rostro de Delia.
Después del desayuno Delia había ordenado que preparen un vehículo qué iban a salir.
— Ya estoy lista ¿nos vamos? — Pregunta Delia llegando al lado de James, el hombre est