Capítulo 93. La fiera.
—¿Qué crees que estás haciendo? —le espetó Alena a Marina con los ojos llenos de ira, mientras la sujetaba con fuerza del cabello.
Marina no se atrevió a responder, simplemente balbuceó algunas súplicas para que la soltara. Alena la miró con desprecio y la soltó.
—¡Eres una atrevida! ¿A cuenta de qué vienes de esa manera provocativa a mi casa a seducir al padre de mi hijo en su presencia? Si no te enseñaron a respetar ¡Yo lo haré! Y puedo darte una lección gratis e inolvidable —espetó molesta, señalándole la salida del apartamento.
Marina se quedó viendo a Aníbal, al parecer lo hacía esperando que él la autorizara y eso volvió a desatar la furia en Alena.
—Él no tiene nada que responderte porque esta es mi casa, así que ¡Fuera!
Sin darle un minuto más de reponerse, empezó a empujarla.
—Por favor mi abrigo —pidió la mujer.
Como si estuviera sincronizado, el pequeño Nataniel lo tomó del suelo y se lo lanzó a la mujer.
Aníbal observaba la escena con asombro y preocupación. No podía cre