Los ojos de Samuel seguían siendo fríos y distantes, su mente aparentemente estaba atrapada bajo el control de Alfa. Con una fuerza descomunal, Samuel lo apartó y se preparó para atacar de nuevo. Lara, viendo la desesperación de Gabriel, se lanzó hacia Samuel, intentando desviar su atención. Tomás y Elena continuaban luchando contra los otros guardias, pero la situación se volvía cada vez más desesperada.
—¡Samuel, por favor, detente! —Rogó Gabriel con sus ojos llenos de lágrimas.
En medio del caos, Elena logró neutralizar a uno de los guardias y se acercó a Gabriel, su rostro reflejando la gravedad de la situación.
—Gabriel, tenemos que sacarte de aquí. No podemos enfrentarnos a ellos en estas condiciones. —Dijo, con un tono de voz firme pero comprensivo.
Gabriel asintió, mientras que su mente estaba dividida entre la necesidad de proteger a sus amigos y el deseo desesperado de salvar a Samuel.
—No puedo dejarlo así, Elena. Tenemos que encontrar una manera de liberarlo. —Respondi