Frunzo el ceño y pongo los ojos en blanco, no tengo idea de que es lo que hará… sin pensarlo mucho me quito la blusa y me quedo en el sostén deportivo que me ayuda a sostener las vendas… noto cómo él se tensa y solo me observa con cautela.
– tendrás que quitarte el sostén también.
— ¡estás loco!... Mis heridas están en el hombro… sea lo que sea que harás, te tocara acomodarte. Nunca le he mostrado mi cuerpo a ningún hombre y tú no serás el primero. _me irrita su descaro, así que lo miro con desaprobación.
— Alana, no tengo mucho tiempo… y esto no podemos hacerlo a la ligera… as&iacut