Dentro del bosque se sentía bien correr libremente, los otros pasaban entre los árboles sin dificultad, mi hermana iba al mando... La adrenalina comenzó a subir por mis venas desde los pies hasta la cabeza, se sentía bien, quería más de esa sensación... deseaba liberar mi loba.
Percibo a mi hermana colocarse a mi lado, con su ceño fruncido me obliga a detenerme, pero estoy tan excitada de emoción que solo me río y continuó corriendo, mi loba agudizaba más sus sentidos.
Las dos corremos a la par hasta llegar al río, donde nos detenemos derrapando sobre las piedras que se levantan con una nube polvo.
—estás loca... Alana... En qué estabas pensando. _ me grita Misi con