Capítulo 14. No hay solución.
Yara miró a su padre y a su hermano, esperando una respuesta clara y coherente a lo que acababan de decirle. Sus ojos reflejaban una mezcla de incredulidad y miedo, pero también una determinación por entender lo que estaba pasando.

—Explíquense, ¿A qué se refieren con la maldición? ¿Qué tiene que ver eso con mi embarazo? ¿De qué maldición están hablando? —insistió Yara, con voz temblorosa y un nudo en la garganta.

Jacob, su padre, suspiró profundamente, pero no podía hablar, sus ojos reflejaban un pesar que Yara no había visto antes. Fue su hermano quién le tomó la mano con un suspiro y le dijo la verdad.

—La maldición, Yara, es que cada hombre de nuestra familia, sin excepción, no logra llegar a anciano. No importa quién sea, cada año los hijos varones, mueren jóvenes, nunca llegan a los cincuenta años, él más que ha durado es nuestro padre. Es una maldición que ha acechado a nuestra familia durante generaciones. Por eso… —dudó, encontrando difícil continuar—. Por eso, Yara, si est
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