112. BUSCANDO PIEDRAS MÁGICAS
VLADÍMIR
— ¡Espera, no puedes pasar la línea roja! – me detuvo cuando hice por avanzar para verla más de cerca.
Estaba exactamente como en mis recuerdos, hermosa, cálida y gentil, una verdadera Reina.
— Ella… ¿Está viva? – pregunté con el alma en un hilo y aguantando las lágrimas que amenazaban con caer, mi pecho lleno de emociones, de alegría, de añoranza y de preocupación.
— Sí, lo está, pero… es casi un milagro y cada día, se desvanece más su poca vida – me dice con los ojos enrojecidos, mirando también hacia el ataúd.
Llevo las manos temblorosas a mi cara, intento calmar las ganas que tengo de abrazarla, de gritar llorando como el niño que se quedó detenido en el tiempo viendo la espalda moribunda de su madre.
— Trabajas en las minas de capataz de los brujos por las piedras, ¿cierto? – concluyo dando una fuerte inspiración, no me puedo derrumbar ahora.
Él asiente ante mi pregunta.
— Cuando la encontré estaba al borde de la muerte, no podía aceptarlo, dejarla ir era inaceptable par